lunes, 23 de abril de 2018

Un Mensaje Divino ....
Cifrado en nuestro ADN.


"El nitrógeno de nuestro ADN, el calcio de nuestros dientes, el hierro de nuestra sangre, el carbono de nuestras tartas de manzana, se formaron en el interior de estrellas que se extinguían.

Estamos hechos de materia estelar."

"Estamos constituidos principalmente por,
  • agua, que apenas cuesta nada
  • el carbono que se valora en forma de carbón
  • el calcio de nuestros huesos en forma de yeso
  • el nitrógeno de nuestras proteínas en forma de aire
  • el hierro de nuestra sangre en forma de clavos herrumbrosos.
Todo esto constituye nuestro ADN".

"Si sólo supiésemos esto, podríamos sentir la tentación de reunir todos los átomos que nos constituyen, mezclarlos en un gran recipiente y agitar. Podemos estar todo el tiempo que queramos haciéndolo.

Pero al final lo único que conseguiremos es una aburrida mezcla de átomos. ¿Qué otra cosa podíamos esperar?".

"El proceso necesario para comerse una manzana es inmensamente complicado.


Si nos dedicáramos a escribir toda la información necesaria
para digerir una simple manzana
podríamos llenar una biblioteca
con una enciclopedia de un millar de tomos.
En la imagen, “Muchacha con manzanas”,
óleo sobre lienzo del pintor August Macke (1887-1914).
Galería municipal de Lenbachhaus, Munich.
(Public Domain)


De hecho, si tuviese que sintetizar todas mis enzimas, si tuviera que recordar y dirigir conscientemente todos los pasos necesarios para sacar energía de la comida, probablemente moriría de hambre."

Todas y cada una de las instrucciones metabólicas necesarias para llevar adelante una vida celular activa fueron impresas, en algún momento de la historia, en una única, maravillosa y exquisitamente compleja molécula.

Fuera el resultado de un largo proceso de pruebas y errores o tras un cuidadoso diseño divino, los genetistas actuales no dejan de asombrarse e indagar los enigmas que esconde el universo de la molécula protagonista de nuestra biología:
el ácido desoxirribonucleico o, simplemente, ADN.
Las moléculas de ADN contienen una apabullante cantidad de información.

Si nos dedicáramos a escribir toda la información necesaria para la vida que porta esta molécula (y eso incluye acciones simples tales como digerir una manzana) podríamos abastecer tranquilamente una mini biblioteca con una enciclopedia de un millar de tomos.

Si pudiéramos, mediante algún método especial, desenrollar cada hebra de ADN que hay en nuestro cuerpo y dispusiéramos de ellas una a continuación de la otra formando una cadena, la última molécula se encontraría en el gélido espacio, a una distancia ¡500.000 veces superior a la de la Tierra a la Luna!

Y todo esto, logrado simplemente mediante cuatro núcleos químicos llamados "nucleótidos", dispuestos de forma alternativa en la molécula; solo cuatro "letras" para el alfabeto con que se maneja todo nuestro cuerpo.


Si pudiéramos desenrollar todas
las hebras de ADN que hay en nuestro cuerpo
y las colocáramos una detrás de otra,
la última molécula se encontraría a una distancia
¡500.000 veces superior a la existente entre la Tierra y la Luna!
En la imagen, comparativa a escala entre la Luna y la Tierra.
(Public Domain )




Un verdadero alfabeto humano
El código del ADN, comenzado a descifrar ampliamente en el celebre proyecto internacional "GENOMA", ha sido desde entonces una fuente de asombros para científicos de todo el mundo.

Muchos investigadores estudian actualmente en el lenguaje genómico lo que creen pudiera ser la prueba tangencial de la existencia de Dios.

Como contraparte, otros utilizan al mismo ADN como argumento indiscutible de que todos los seres vivientes procedemos de un ancestro 'en común'.

En los últimos años muchos biólogos moleculares han intentado zanjar este sutil debate, creando grupos de colaboración junto a criptólogos, estadísticos y lingüistas entre otros profesionales, con el fin de descifrar el mensaje guardado en la gran molécula.

Como resultado, no solo se ha enriquecido el conocimiento acerca del código, sino que en el 2006 fue descubierto un segundo código, superpuesto al primero.

Incluso los biólogos moleculares han descubierto que el código del ADN y el lenguaje humano no son solo comparables:
son idénticos.
Programas informáticos especializados lograron mediante un proceso de fracturar la secuencia genómica en millones de partes, distinguir dichas mini secuencias como "palabras" de una gran enciclopedia.

Tras someter estas "palabras" a la Ley de Zipf, conocida en lingüística por regir la totalidad de los idiomas humanos (desde el chino hasta el español) los científicos descubrieron boquiabiertos que el código genético obedecía de la misma forma a dicha ley.

La llamada Ley de Zipf, dice que,
en un texto cualquiera, ya sea un libro o un artículo, la palabra más repetida aparecerá muchas más veces que la segunda más repetida, la que a su vez se repetirá mucho más que la tercera mas repetida, y así sucesivamente.
El código genético parece regirse por la misma ley, lo que para muchos es el mayor indicio de una inteligencia 'superior'.

Además, cabe preguntarse si además de los dos códigos conocidos, aclarando que el descubierto más recientemente es de naturaleza secundaria, existen otros lenguajes ocultos dentro del mapa genético.




ADN "chatarra" - ¿Evidencia evolutiva o mensaje vital?
Lidiar con algunos misterios del ADN puede ser un verdadero dolor de cabeza para los genetistas más materialistas, y el ADN "basura"tampoco es la excepción.

Los científicos han descubierto que el número de genes activos en nuestra especie, y en muchas otras igualmente complejas, es simplemente irrisorio.
 

(La) similitud genética
 (…) podría convertirse en un espejismo letal
para interpretar el verdadero origen
del ADN.
 

Cerca del 96% de todo nuestro genoma es a primera vista inútil, no realizando ninguna actividad de importancia para la célula.

La explicación racional dada por algunos científicos a este hecho curioso, fue que esta porción genómica es la que nos emparienta con todas las otras especies del planeta, incluyendo hongos, bacterias y los extintos dinosaurios, y que por lo tanto no juega un papel vital en las funciones celulares, pero si demuestra que la evolución tuvo lugar a lo largo de millones de años.
 

Según algunos científicos,
el hecho de que cerca del 96% de todo nuestro genoma
sea a primera vista inútil se debe a que
esta porción genómica es la que nos emparenta
con todas las demás especies del planeta,
incluyendo hongos, bacterias y los extintos dinosaurios.
En la imagen, impresión artística
de seis ornitópodos y un heterodontosáurido.
(Public Domain)


Dicha similitud genética (comprobada en todas las especies sin lugar a dudas) podría convertirse en un espejismo letal para interpretar el verdadero origen del ADN.

De hecho los científicos ya han descubierto que el lenguaje guardado en esta parte latente podría jugar un rol importante en la vida del organismo.

Integrantes oficiales del proyecto GENOMA humano, han declarado en enero del 2007 que el ADN basura podría en realidad no haberse originado en esta Tierra mediante procesos químicos explicables.

De hecho, el mismo Francis Crick, codescubridor en 1953 de la estructura doblemente helicoidal de la molécula de ADN, notó que en la naturaleza no habían "indicios" evolutivos más simples de la cadena de ADN, sino que la molécula simplemente parecía haberse 'materializado' de la noche a la mañana.




La molécula de la vida, una tecnología extrema
Los frutos logrados por la tecnología humana son poco menos que deslumbrantes.

Desde los tiempos en que el hombre forjaba sus propias puntas de flecha hasta la actualidad, la humanidad ha desarrollado la capacidad de levantar edificios sobre el mar, diseñar aviones supersónicos, vigilar el espacio desde satélites, y construir superordenadores.

No obstante esto, hasta el momento, la ciencia no ha podido crear nada tan complejo que se compare ni remotamente a una célula.

La unidad básica de todo organismo se presenta como infinitamente mas intrincada que cualquier supercomputadora creada hasta el momento por los humanos.
 

La ciencia no ha podido crear aún
nada tan complejo como para compararse a una célula:
 la unidad básica de todo organismo se presenta
infinitamente más intrincada que cualquier supercomputadora
creada hasta el momento por los humanos.
En la imagen, diagrama del núcleo de una célula humana.
(Public Domain)


Desde el experimento realizado por Stanley L. Miller en 1953 (donde consiguió formar una sopa de moléculas orgánicas mediante descargas eléctricas) hasta el presente, la ciencia no ha logrado acercarse mucho más a imitar la actividad genética.

Sin embargo, la idea de que una molécula como la del acido desoxirribonucleico pudiera evolucionar a partir de esas simples moléculas en un pasado remoto sigue fuertemente arraiga entre el circulo de 'científicos' evolucionistas.

Aún cuando estadísticamente se ha demostrado que la posibilidad de que las combinaciones moleculares que pudieran dar lugar a la bacteria más simple en condiciones prehistóricas son de una en 1 elevado a la 100.000.000.000.

Esta cifra simplemente sobrepasa por mucho a la 1 en 1 elevada a la 50 potencia que los estadísticos consideran como prácticamente imposible de que un fenómeno suceda.

De modo que la tecnología arquitectónica molecular lograda en el ADN, el cual contiene toda la información necesaria para que un ser viviente pueda crecer, reproducirse, alimentarse, metabolizar e interactuar con otros, parece si no obra de una inteligencia 'superior', al menos una de las maravillas más conmovedoras del universo...


Estructura química del ADN:
dos cadenas de nucleótidos
conectadas mediante puentes de hidrógeno,
que aparecen como líneas punteadas.
(Miguel Sierra/CC BY-SA 3.0)

martes, 10 de abril de 2018

la CIENCIA detrás del porque las personas son... TAN FÁCILMENTE ENGAÑADAS.




El mundo ha cambiado enormemente desde el tiempo de nuestros antepasados.
Hoy, desarrollamos la mayoría de nuestras creencias basadas en fuerzas externas, con muy poca experiencia de primera mano.
Donde los primeros humanos confiaron en la experiencia sensorial directa para moldear sus creencias, ahora confiamos en el lenguaje y nuestra propia habilidad para discernir las falsedades de la verdad.
Con el lenguaje, indudablemente recibimos una plétora de opiniones y prejuicios basados en el sistema de creencias del orador. Sin embargo, estamos dispuestos a creer mucho, sin tomar el tiempo para investigar nuevas ideas o tratar de experimentarlas de primera mano.
¿Cuál es el motivo de esta ansiosa credulidad?¿Podríamos controlarla?
Intrusión de la sociedad del Cerebro Crédulo
El filósofo del siglo 17, René Descartes, formaliza la idea de que,
"si uno quiere saber la verdad, entonces uno no debe creer una afirmación hasta que encuentre evidencia para justificar hacerlo".
Esto suena como un enfoque razonable para integrar nuevas creencias.
La mayoría de nosotros cree que somos capaces de evaluar ideas y tomar una decisión. Sin embargo, piénselo:
¿Cuándo fue la última vez que se tomó el tiempo para buscar nuevas pruebas que lo ayuden a probar o refutar nuevas ideas?
No estoy hablando de un hecho aleatorio que viste en un sitio Web de noticias.
Estoy hablando de ideas que recibes de todas partes. Todos sus medios de comunicación, redes sociales e interacciones personales. A decir verdad, hay mucha información que nos llega todo el tiempo, ¿quién tiene tiempo para comprobar los hechos e investigar todo eso?
Además, ¿cuántas creencias ha incorporado la sociedad en nuestros cerebros desde la primera infancia? Eso es principalmente en lo que creemos como hechos, aunque nunca nos tomamos el tiempo para reflexionar sobre esas ideas.
Es durante los años formativos de nuestras vidas que establecemos asociaciones y creencias fuertes sobre aspectos clave de la vida. Formamos nuestras creencias y asociaciones religiosas. Establecemos una base de nuestros puntos de vista políticos y roles civiles.
Aún más importante, nos adaptamos a ideas perpetuadas de autoridad y conformidad. Finalmente, compramos en la visión de la sociedad lo que significa ser humano.
Todo esto sucede sin ninguna investigación de primera mano, si es que alguna de estas normas y creencias sociales fuesen verdad.
Sin embargo, para la mayoría, estas creencias programadas son el primer recurso para verificar los hechos y evaluar nuevas ideas y afirmaciones.

El escepticismo es bastante raro, especialmente cuando estamos distraídos.
Otro filósofo, Benedict Spinoza, cuestionó la idea de Descartes.
Spinoza se dio cuenta que el cerebro no procesa ideas de la manera en la que Descartes lo propuso.
Él sugirió que,
"la gente cree cada afirmación que entienden, pero que rápidamente 'no creen' aquellas afirmaciones que se encuentran en desacuerdo con otros hechos establecidos".
Confirmando esta teoría, una nueva investigación ha demostrado que nuestros cerebros están naturalmente dispuestos a creer lo que sea que los alimentemos.
Los investigadores Daniel T. Gilbert et al. de la Universidad de Texas en Austin llevó a cabo un experimento en el que presentaron un conjunto de afirmaciones verdaderas y falsas sobre un delito para estudiar temas.
Los investigadores pidieron a un grupo de participantes que leyeran las declaraciones y al mismo tiempo encontrasen y ontasen el dígito 5 tal como aparece en el texto. Al otro grupo se le permitió leer las declaraciones sin interrupciones.
Luego, los investigadores pidieron a los participantes que recogieran qué afirmaciones eran falsas y cuáles eran ciertas. También solicitaron que los sujetos decidieran sobre el tiempo de la cárcel para el perpetrador del crimen.
El resultado del estudio mostró que el grupo que también estaba contando recordó más afirmaciones falsas como verdaderas, pero no al revés. También le dieron al perpetrador ficticio más tiempo en la cárcel.
Por lo tanto, Gilbert et al. mostró que las personas son más propensas a creer que las afirmaciones falsas son ciertas, especialmente cuando ellos son interrumpidos.
Por lo tanto, esto refuerza la teoría de Spinoza de que la gente cree rápidamente en una idea. Sin embargo, los hallazgos introducen el argumento de que la interrupción nos impide "descreer" nuevas afirmaciones.
Por lo tanto, ¿somos realmente capaces del escepticismo que requiere el mundo moderno?
La implicación de estos hallazgos es que el mundo es una distracción. Es rápido, llamativo, ruidoso y abrumador. Estamos conectados a la vida de las personas bien fuera de nuestro hogar y comunidad, ingiriendo una gran cantidad de información.
No importa los intentos incesantes de los anunciantes de captar su atención y hacer señas constantes de su teléfono inteligente.
¿Cómo podemos esperar que nuestro cerebro realice una evaluación ininterrumpida de nuevas ideas?
Se necesita trabajo cognitivo para no creer
Spinoza y Gilbert sugieren que,
"que la creencia es primero, fácil e inexorable y que la duda es retroactiva, difícil y solo ocasionalmente exitosa".
Gilbert y otros escriben:
La aceptación, entonces, puede ser un acto pasivo e inevitable, mientras que el rechazo puede ser una operación activa que deshace la aceptación pasiva inicial.
La predicción más básica de este modelo es que cuando algún evento impide a una persona "deshacer" su aceptación inicial, entonces él o ella debe continuar creyendo en la afirmación, incluso cuando es evidentemente falsa.
Por ejemplo, si a una persona se le dice que los lápices de plomo son un peligro para la salud, él o ella debe creer inmediatamente esa afirmación y solo entonces puede tomar medidas activas para no creerlo.
Estas medidas activas requieren trabajo cognitivo (es decir, la búsqueda o generación de evidencia contra-evidente), y si algún evento afecta la capacidad de la persona para realizar dicho trabajo, entonces la persona debe continuar creyendo en el peligro de los lápices de plomo hasta el momento en el que pueda hacer trabajo cognitivo.
Por lo tanto, muy alejado de la teoría de Descartes, Gilbert y otros proponen que cada evento y encuentro en tu vida altera tu cerebro.
A veces, este cambio es permanente, a menos que tenga el tiempo y la capacidad cognitiva para reflexionar sobre el encuentro y, luego, decidir si desea descreer de las ideas que introdujo.
Es por eso que la publicidad es tan efectiva ...
Los mercadólogos introducen ideas (creencias) sobre sus productos al presentarlos. Por lo general, ya estás distraído con lo que sea que estés haciendo (conduciendo, viendo un programa, leyendo un artículo de noticias, etc.). Algunos podrían argumentar que los anunciantes están creando creencias en tu cerebro sin su permiso.
Lo mismo se puede aplicar a la política, las escuelas públicas y los medios de comunicación.
• ¿Están todas estas entidades imponiendo cambios en su sistema de creencias en contra de tu voluntad?
• ¿Es el cerebro realmente tan crédulo?
Algunos dirían que sí, pero volvamos a la idea de Descartes de que uno puede buscar evidencia para poder decidir no creer una afirmación.
Gilbert y otros escriben:
Las personas, entonces, tienen el potencial para resistir ideas falsas, pero este potencial solo puede realizarse cuando la persona tiene,
a. habilidad lógica
b. Información correcta
c. motivación y recursos cognitivos
Lo que quiero decir aquí es que debemos tener la capacidad cognitiva, así como la información verdadera, para ayudarnos a no creer en afirmaciones falsas.
Desafortunadamente, estas habilidades son principalmente la función de nuestro sistema educativo, así como también la de grupos organizados y sectas religiosas. Por lo tanto, la sociedad controla parcialmente nuestra capacidad de distinguir la verdad de las falsedades.
Se nos dice que creamos que la información que se nos brinda en las escuelas y las iglesias es verdad.
• Pero, ¿cómo sabemos con certeza?
• ¿Y el sistema de educación les está enseñando a los niños cómo pensar o simplemente qué pensar?
Pensamientos finales
Muchos están preocupados de que la influencia de la sociedad haya sofocado nuestra capacidad de discernir falsedades. Que la mente colmena ha infectado a las masas, menospreciando el escepticismo de las creencias de la corriente principal.
Sin embargo, no debemos olvidar nuestro propio poder personal.
Independientemente de cuán crédulo sea realmente el cerebro, tenemos el poder sobre nuestros pensamientos. Este control proviene de nuestra voluntad (motivación) para reflexionar y contemplar ideas.
Nuestros recursos cognitivos no están limitados por nuestra puntuación GPA o IQ.
Podemos utilizar estas habilidades a través de la autoeducación y el intercambio racional de ideas con otros.
Soledad, meditación, reflexión, mentores, experiencia de primera mano: todo esto está a nuestro alcance.
Tenemos acceso a un conjunto infinito de conocimientos. Todo lo que tenemos que hacer es decidir ...
¿Queremos ingerir solo lo que la sociedad convencional nos arroja, o estamos dispuestos a buscar nuestra propia verdad?

sábado, 7 de abril de 2018

Rayos láser que generan voces
como si salieran del aire
(o bolas de plasma que hablan)
están cerca de ser perfeccionados
por el Pentágono



El Pentágono está desarrollando una extraña arma que utiliza rayos láser para manipular moléculas de aire para producir luz o sonido.

El arma es parte del Joint Non Lethal Weapon Program (Blue Beam Project) y aunque aún no está perfeccionada, según diversos informes está ceca de lograr producir "voces que salen del aire".

La tecnología se conoce como "efecto de plasma inducido por láser".

Los expertos creen que en los siguientes años se podrán producir voces inteligibles, las cuales pueden usarse para desorientar a los enemigos en el campo de batalla, desde mediante producir órdenes equívocas hasta posiblemente creando una falsa epifanía, algo así como la voz de Alá...
El arma funciona a través de un láser femtosegundo, que produce pequeños pulsos de luz durante 10-15 segundos, para así rasgar los electrones de las moléculas de aire y crear bolas de plasma (también llamadas gas electrificado).

Luego se dispara otro nano-láser (a un rango de longitud de onda corto) al campo de plasma, para manipularlo y producir sonido y luz.

Por el momento, los resultados suenan a algo así como un walkie-talkie espectral.

El investigador David Law dice que se necesitan 3 o 4kHz más para hacer hablar a este sistema. Lo que es interesante es que se puede proyectar este fenómeno de audio o luz hasta a 20 o 30km de distancia.

A diferencia de lo que ocurriría al tener unas bocinas, los soldados que están en el territorio aledaño no se ven afectados por este efecto, sólo aquellos que están en la zona a donde se dirige el rayo.

Sin duda, esto es algo que parece sacado de la 'ciencia ficción'...
 

"Una inteligencia no humana modificó el ADN de nuestros antepasados", afirma investigadora

  Algo que no ha podido ser explicado del todo es la rápida evolución del humano. ¿Cómo llegamos a convertirnos en el Homo Sapiens en poco...